Por
aquellas cosas del azar, dio la casualidad que me encontraba en Honduras cuando
salió el reporte de la Fundación
Seguridad, Justicia y Paz que ubicaba a San Pedro Sula como la ciudad más
violenta del mundo por cuarto año consecutivo. De hecho el día que salió el
informe, debía desplazarme por tierra de Tegucigalpa a San Pedro. No puedo
negar que la coincidencia me generó cierto nerviosismo y que este se incrementó
al llegar a San Pedro ya entrada la noche. Vergonzosamente tengo que confesar
que incluso me llegué a imaginar retenes de Maras custodiando la ciudad o
alguna de esas escenas urbanas post apocalípticas a las que ya nos tiene
acostumbrados Hollywood. Provengo de un país donde lamentablemente estamos acostumbrados
a la violencia homicida, pero tener el “mote” de ser la ciudad más violenta del
mundo con 171,2 homicidios por cada 100 mil habitantes, pues deja mucho campo a
la imaginación.
Con
profunda satisfacción comprobé que San Pedro no solo no es una ciudad
apocalíptica, sino que es una pujante metrópoli que lidera el norte de Honduras y le da mucho
dinamismo a la economía, en especial a la manufactura y el comercio. La Zona
Metropolitana del Valle de Sula genera más del 55% del PIB de Honduras y el 40%
de las exportaciones del país. Se calcula que por lo menos el 80% de la
industria manufacturera del país se encuentra ubicada en esta región. San Pedro
además cuenta con un empresariado dinámico donde se destacan gremios como la
Cámara de Comercio y la Asociación de Maquiladores. El valle agrupa a 15
municipios, que en su conjunto esta por encima de los 2 millones de habitantes.
San Pedro es una ciudad plana, con muy buenas calles, una bonita estética
urbana y con algo de aire de ciudad gringa.
Pero
entonces ¿por qué esta ciudad sigue encabezando el ranking de violencia en el
mundo? Los Sanpedranos, los expertos y el Gobierno tienen varias explicaciones
que voy a tomar como hipótesis, algunas son de tipo técnico en la medición,
otras políticas y otras evidentemente de orden público y economía ilegal.
1.
La cifra
se infla con los datos de otras ciudades: Este argumento en parte es
cierto. La débil infraestructura pública hospitalaria en las ciudades cercanas
obliga a que muchos de los heridos sean trasladados a San Pedro para ser
atendidos y allí fallecen algunos. Visité el Hospital Mario Catarino Rivas, principal hospital público de la
ciudad y efectivamente pude constatar que llevan pacientes, y para el tema que
nos interesa, heridos con armas de fuego y armas blancas, de varias de las
ciudades aledañas. Adicionalmente los registros de procedencia no son tan
claros lo cuál eventualmente infla la cifra, aunque falta investigar hasta
donde.
2.
San Pedro
es un punto de negocios del narcotráfico: Esta hipótesis tiene mucho
sentido, San Pedro se ha convertido en un sitio de cierre de negocios, donde
los narcotraficantes mexicanos y colombianos se encuentran para hacer transacciones,
muchas no salen tan bien y la violencia homicida esta a la orden del día.
3.
Las Maras
no ceden: Desde que apareció este fenómeno en Centro América no ha dejado
de ser el dolor de cabeza para las políticas de seguridad. Efectivamente San
Pedro ha tenido que lidiar con la guerra de pandillas que se disputan
territorios, negocios de extorsión y distribución de droga.Estas guerras son
muy violentas y generan un buen número de homicidios aunque no tanto como en Tegucigalpa.
4.
Una
combinación de las dos anteriores: Con el infortunado auge del negocio del
narcotráfico en México y Centro América, los narcotraficantes han venido conformando
sus pequeños ejércitos de sicarios y han encontrado en algunos Maras activos el
recurso humano necesario, esto por supuesto va unido al tema de la extorsión,
en algunos casos secuestro, transporte de droga, etc.
Honduras
esta comenzando a salir de un gran desprestigio que tuvieron sus fuerzas de
policía y al parecer esta avanzando en una política nacional de seguridad
urbana, aunque de manera muy lenta. Falta mucha investigación y mejores
análisis para ver qué está sucediendo en materia de seguridad en estas
ciudades. Las organizaciones de la Sociedad Civil y los gremios económicos de
San Pedro confían en que las cifras se aclaren y que puedan dejar de tener ese “honroso”
primer puesto.
Pero
para cerrar menciono dos cosas que han hecho bien en Honduras y que no soy
capaz de entender cómo no se han resuelto en Colombia. Primero, obligaron en
serio a las compañías de celular a que desactivaran los teléfonos robados, esto
redujo de manera exorbitante el robo de móviles y llevo casi a cero los
asesinatos por este delito. Segundo, las señales de celular en las cárceles están
bloqueadas, lo cuál hizo desaparecer las llamadas de extorsión que se hacían
desde estos establecimientos. ¿Por qué diablos en Colombia no se hace eso?, es
una solución tecnológica relativamente sencilla que salvaría muchas vidas. No deja de ser un poco vergonzoso que el penúltimo país en desarrollo en América Latina haya resuelto eso fácil, y que en
la "economía que más crece", todavía estemos enterrando muertos y pagando
extorsiones cuando se pueden evitar.