martes, 21 de enero de 2014

Tu ranking, mi ranking


@CordobCarlos

Por estos días se están consolidando las cifras de ejecuciones de los gobiernos urbanos durante el 2013 y ya comienzan a hacerse balances con un poco más aterrizados que los eufóricos triunfos que tienden a hacerse públicos en las alegrías de final de año donde todos los gobiernos dicen haber hecho más de lo que les tocaba. Además comienzan a aparecer los llamados rankings o comparaciones entre ciudades que son cada vez más comunes en el mundo urbano.

Sobre esto hay tres cuestiones que quiero analizar en esta entrada. En primer lugar está la proliferación de rankings, hoy los hay para todo, hemos pasado de tener 3 o 4 sobre temas puntuales: seguridad, crecimiento económico, empleo o temas de ese tipo, a tener varios por cada sector. En competitividad se difunde más de 10, en seguridad hay varios de datos duros y muchos de percepción. En educación, salud, niñez, medio ambiente, en transporte ni se diga, se mide y se comparan muchas cosas para sacar varios ranking. Tener buena información técnica sobre las ciudades es indispensable, poder comparar sectores y resultados entre ellas es muy útil, pero ¿no estaremos exagerando?, con tanta comparación y tanto dato, de cuya seriedad hablaremos más adelante, ¿no terminamos en las mismas? Es decir, concluyendo que esta ciudad va bien en esto pero mal en aquello, mientras que otra subió en esto tres puntos en tal ranking y bajo dos en el otro. Al final ¿qué conclusión se saca? Más allá de: en unas cosas me va bien, en otras mal y en otras estoy en la mitad. No veo porque correr cien regresiones para tener que llegar esta conclusión que es bastante obvia.

En segundo lugar, está la pregunta ¿cómo se arman estas comparaciones?, es realmente sorprendente cómo los medios están “al acecho” para difundir los resultados de estos rankings y la mayoría de las veces no se hacen la menor pregunta sobre cómo se construyen. Aquí hay de todo. Desde informes muy serios con series históricas de datos que permiten identificar tendencias y además con anexos explicativos e interpretativos, hasta andamios de datos donde se junta peras con manzanas y se llegan a conclusiones asombrosas sobre los mangos. Informes que no resistirían un estrujón técnico. También están los que son contratados por determinados sectores que, como las encuestas contratadas por una campaña política específica, desde el principio se sabe cuál será el resultado. Recuerdo un ranking de seguridad muy conocido, donde se le pregunta a los ejecutivos extranjeros en una ciudad si esta es peligrosa, como quiera que en muchas ocasiones los sueldos de estos ejecutivos cuentan con primas de seguridad y la firma que hace el ranking reporta a las casas matrices, no hay ninguna posibilidad de que se responda que la ciudad es segura. Como ese hay muchos ejemplos. Por no hablar de datos incompletos, de preguntas mal formuladas en encuestas, de comparaciones de anualidades y agregados diferentes, de simulación de datos cuando no existen o de revolver fuentes primarias y secundarias. Pero repito, es realmente increíble como la prensa, algunos analistas e incluso varios gobiernos “tragan entero” en esto y asumen los rankings como verdades reveladas.



En tercer lugar está la pregunta ¿quién los usa y para qué sirven? La mayoría de las veces, salvo los índices e informes robustos, pasan desapercibidos después de un par de días de debates en medios. Creo que más del 80% de estos ranking nadie los usa, nadie los analiza y ningún gobierno los toma en cuenta. De hecho varios desaparecen después de intentar suerte dos o tres años y el próximo año surgen algunos nuevos que prometen ser la panacea de la comparación del desarrollo urbano. De hecho es bastante sano no tenerlos en cuenta ya que hay muchos que llegan a conclusiones y recomendaciones absolutamente contradictorias. La presentación y difusión de los ranking termina siendo un rito más en la ciudad.



Hacer un ejercicio de medición y comparación es útil, los datos son fundamentales para ver la calidad del gobierno y para donde va la ciudad, pero hay que resistir la tentación de caer en el snob de tener ranking para todo y mejor hacerse buenas preguntas sobre su utilidad. Bien, esta entrada es corta ya que estoy pensando en ir a armar un ranking sobre los rankings de desarrollo urbano.